jueves, 2 de febrero de 2017

"Tatta ya es un ángel" - Por: César Boyd Brenis - Diario La Industria (02/02/17)

¿Qué sentirás, amiga, en ese Más Allá que en ocasiones mencionabas? ¿Se sentirá como en un instante paralizado infinitamente en una sonrisa? ¿Tal vez como cuando te embelesabas sin descanso, a pesar de todo, escribiendo tus mensajes de vida, tan comentados y aplaudidos? ¿Se sentirá como un eterno abrazo de todos tus amigos que mencionabas con bello recelo porque te querían demasiado? ¿Qué se sentirá, amiga? Ya no podrás contestarme, Tatta Torres.

Esas preguntas son inevitables en un mundo finito, con personas que dejan de serlo, con cuerpos que se acaban, con historias que no merecen un punto final pero que igual terminan. El primer día del Mes del Amor nos deja una amante de las letras como pocas. La sorpresa de todos los que nos quedamos nos ha invadido. Apenas hace más de una semana hablé con Tatta, porque ella ya estaba preparando la última edición de su revista “Ahora y siempre”, un espacio cultural que cada tres meses traía expectativas en el público local, y que ya llevaba heroicamente diecisiete años de circulación.

Partió cerca de la una de la mañana, en una madrugada con olor a lluvia y humedad. Partió antes de clarear el día, tal vez pensando en los que quedaban, tal vez viendo a su padre que la llamaba con la voz cariñosa y amena de sus mejores tiempos, para así calmar esa terrible condena que la tenía postrada en una silla de ruedas: la miastenia gravis.

Su vida estuvo rodeada de premios y condecoraciones. La Antigua Escuela de Periodismo "Carlos Uceda Meza" de Trujillo, su Alma Mater, le otorgó la Medalla Periodista José Faustino Sánchez Carrión en el Congreso de la República; asimismo, el Gobierno Regional de La Libertad, la Universidad Señor de Sipán e innumerables instituciones, empresas, agrupaciones, clubes, etc. han mostrado el cariño y el justo reconocimiento a su labor periodística y vivencial.

Tuve el alto honor de representar a Tatta en la condecoración que una universidad local le otorgó hace algunos años. Ella, lamentablemente, no pudo trasladarse al auditorio de esa casa de estudios y me envió como su mensajero. Fue una grata experiencia por la solemnidad y trascendencia del evento, dado el poco interés que la universidad en general brinda a sus artistas y gestores culturales.  

Una persona que apostó su tiempo y su dinero para perennizar una revista cultural, solamente con el ánimo de hacerle un bien a la comunidad, no es decir poco. Tatta daba sus escasas energías que le quedaban para editar, revisar, diagramar, enviar, las más de veinte páginas de “Ahora y siempre” con el afán romántico y arriesgado de vivir de ello, es decir, vivir de la cultura, que es algo absolutamente increíble e irreal.

Tatta se ha ido y su ejemplo quedará en la memoria de los lambayecanos. Se ha ido a reunirse con su gran amigo Nicanor de la Fuente, de quien valoraba sus más bellos consejos; con Alfredo José Delgado Bravo quien le hizo tantos sonetos que alguna vez me enseñó sonrojada; con su padre, de quien recordaba aquella anécdota tan chispeante y entretenida, cuando este le dijo: “Yo en Trujillo era el señor Torres Ortega, pero aquí en Chiclayo solamente soy el papá de Tatta”; ahí se va Carmen “Tatta” Torres Tello, con las personas que le pertenecen, porque ya es un ángel.

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