DE LO PROFANO Y LO INÉDITO
(César Boyd Brenis)
ACTO PRIMERO
Escena I
(Sentados, el poeta y el doctor esperan el inicio de un acto público, en las instalaciones de la Municipalidad de Ferreñafe, en honor a Lázaro Benavides, autor de numerosas marineras y valses reconocidos a nivel nacional. Auditorio casi abarrotado. Fotografías en las paredes de todos los personajes célebres de Ferreñafe. La mesa de honor llena de flores amarillas, por la marinera que hubo de darle méritos a Lázaro: “Flores Amarillas”).
POETA (pierna cruzada, manos juntas): Muy admirable estar a punto de presenciar el reconocimiento de un sujeto con poco talento.
DOCTOR (mirando alrededor): No hables fuerte, poeta, su familia está adelante, y además no es tan ético…
POETA (cruzando la otra pierna): ¿Y será ético que haya hecho lo que hizo?
DOCTOR: Pero es ganador de muchos concursos…
POETA (interrumpiendo): Sí, premios numerosos dados en honor a composiciones que él no escribía. (Pensando un momento en lo que iba a decir) Cómo es la vida, a los que realmente se lo merecen ni siquiera los conocen y encima mueren en la pobreza, y ahora este hombrecito viene recibiendo condecoraciones en Lima, Trujillo y Chiclayo; y está en todos los diarios.
DOCTOR: Se habla mucho de ese tema, pero puede ser un mito, tú sabes muy bien cómo es Ferreñafe, una ciudad exagerada, y muchas veces, chismosa.
POETA (calmándose): El chisme es otro asunto, doctor, simplemente es la repartición de la noticia a velocidades extremas.
DOCTOR: En fin, tú defines bien lo que es un chisme, pero no te olvides de lo que los muchachos llaman “teléfono malogrado”…
POETA: Bueno, esa es la noticia en constante mutación, pero “cuando el río suena…”
(Entra “el brujo”, amigo de ambos).
BRUJO: Escuché la palabra “chisme” por aquí. ¿Cómo están?
POETA: Chismeando del premiado.
BRUJO: Ah, ah, caramba, no se habla de otra cosa. Ayer estuve haciendo un trabajo en mi “laboratorio” y me enteré de la ceremonia de hoy; y también en el colegio, los profesores me chismeaban de Lázaro y sus marineras plagiadas.
DOCTOR: No son plagiadas. Se dice que varios autores le regalaban las letras de sus canciones y Lázaro, en sus viajes a Lima, las hacía famosas. Incluso cuando viajó al extranjero enviaba por correspondencia algunos valses que luego terminaban haciéndose conocidos. En fin, uno de esos autores es justamente el abuelo del poeta, ya fallecido hace muchos años.
BRUJO: Ah, Ah, caramba, ¿tú abuelo también ha sido poeta?
POETA: Algo así, pero ese no es el asunto. (Se acomoda el cabello. Rostro triste) Existe mucha injusticia en todo esto.
DOCTOR: Tú aún eres joven, debes saber que en la vida uno no siempre tiene lo que se merece, ni por el lado del bien, ni por el lado del mal.
POETA: No soy tan joven, doctor, pero ya no se puede hacer nada. Además, ni siquiera mi propio abuelo quiso reclamar la autoría de las canciones, entonces qué puedo hacer yo, se armaría un lío muy grande conociendo que la familia de Lázaro y la de mi abuelo están emparentadas.
BRUJO: Ah, ah, caramba, eso hace más alarmante el asunto. ¿Y cuáles son las canciones plagiadas? Quiero decir… tú me entiendes…
POETA: La más conocida es “Fiesta”, una marinera cantada por la propia Eva Ayllón por todos los sitios a donde va.
BRUJO: Con los nombres soy muy malo, mejor cántamela un poquito.
POETA (acercándose al brujo): Escucha. (Canta a gran velocidad).
No tengo alma, señores, / vivo y siento con el cuerpo, / rezo y ando casi muerto / lo que regresan los dolores. / Pido tus besos con canciones, / uno a uno de tu boca, / cantas, María, y me provoca / robarte los corazones. / Y en la fiesta donde cantas…etc.
BRUJO: Ah, ah, caramba, es muy conocida, sí la he oído.
POETA (recostándose de nuevo en el respaldar): Tanto como para molestarse.
DOCTOR (fastidiado): ¿A qué hora comienza este asunto?
POETA (voz fuerte): Hora peruana, doctor, o lo que es peor: ¡hora ferreñafana!
BRUJO (sonriendo): Sólo lo esperan a él…
POETA (sonriendo): Pero él no es Godot.
BRUJO (riéndose forzadamente): ¿Quién dices?...
POETA: No importa. (Sonríe).
(Se acomodaron en sus sillones y hubo silencio).
Escena II
(En otra parte del auditorio dos señoras notaron la presencia del poeta).
SEÑORA 1: Mira, ahí está.
SEÑORA 2 (no disimulando al voltear): ¿Quién?
SEÑORA 1: El que te digo.
SEÑORA 2: ¿Dónde?
SEÑORA 1: Con el Doctor Celta.
SEÑORA 2: Ah, ya lo vi. (Silencio) ¿Tú crees qué haga un escándalo?
SEÑORA 1: No… su familia está emparentada con Benavides.
SEÑORA 2: Aunque conociendo su carácter… es de temer. ¿Supiste de la pelea en la tienda de la calle Unión?
SEÑORA 1: Claro… dijo que lo habían estafado con unos materiales (sonriendo burlonamente), trajo a la patrulla y encima amenazó a los policías que si se dejaban sobornar, ya sabían lo que les pasaba…
SEÑORA 2: Dicen que es muy inteligente.
SEÑORA 1: No es para tanto…
SEÑORA 2: Ha ganado todos los concursos de literatura de esta parte del país…
SEÑORA 1: Bueno, lo que se hereda no se hurta, carajo. (Sonrisas).
SEÑORA 2: No es por nada, pero dicen que las canciones de Lázaro no son de él.
SEÑORA 1: Y que era un borrachito de esquina.
SEÑORA 2: Claro pues… todos los cantantes son borrachitos, porque en todas las presentaciones nunca les falta el pisquito o el cañacito.
SEÑORA 1 (moviendo el cuello, negando): Qué bárbaro. (Silencio).
SEÑORA 2: ¿También el abuelo del poeta era borrachito?
SEÑORA 1: Yo creo que sí. Si ha sido cantante…
SEÑORA 2: ¿Y su nieto?
SEÑORA 1: A él lo he visto en el parque tomando con sus amigos.
SEÑORA 2: Este parque de Ferreñafe es un antro, hay hasta fumones.
SEÑORA 1 (moviendo el cuello, negando): Qué bárbaro. (Silencio).
SEÑORA 2: ¿Ya habrá llegado Lázaro?... (Señora 1 sólo hace una seña, negando).
Escena III
(Lázaro en el ambiente contiguo al auditorio con su anfitrión muy amigo de él).
LÁZARO (sentado): No te imaginas, hermano, nos daban cerveza hasta por gusto…
ANFITRIÓN (recostado sobre una mesa): Lima es así… allá se celebra bien…
LÁZARO: Tragos van y tragos vienen, hasta que una fulana me dijo para… ya sabes…
ANFITRIÓN: Son muy liberales por allá…
LÁZARO: El asunto es que me pagaron bien y me retiré, tú sabes, hay que cuidarse…
ANFITRIÓN: ¿Y cuánto cobraste?
LÁZARO: Mucho… por un par de presentaciones.
ANFITRIÓN: ¿Y hasta cuando te quedas en Ferreñafe?
LÁZARO: Hasta exprimir un poco los bolsillos de este pueblo. Necesito para unos gastos extras.
ANFITRIÓN (sonriendo): Así debe ser, sino estamos jodidos.
LÁZARO: ¿Recuerdas la última vez que vine?
ANFITRIÓN: Claro.
LÁZARO: Toda el dinero que recaudé en el Perú fue para pagarle los caprichos a una mujercita. Estaba buena. Le compré un departamento en Europa para visitarla, hasta que se enteró mi mujer y tuve que dejarla, aunque a veces nos encontramos a escondidas, pero cada vez menos.
ANFITRIÓN: ¿Y las borracheras?
LÁZARO: En Europa el trago es caro, al menos si quieres tomar un buen licor, y tú sabes mi debilidad con esas cositas.
ANFITRIÓN (sacando una botella de güisqui de un cajón y sirviéndolo en dos vasos): Entonces no me rechazarás estas vueltas.
LÁZARO (sonriendo): Por favor, cierra la puerta. (El anfitrión cerró la puerta con seguro).
ANFITRIÓN: Salud por el reencuentro.
LÁZARO: Salud por los viejos tiempos.
ANFITRIÓN: Y por los nuevos billetes.
LÁZARO (sonriendo): Sobre todo por eso. Dame otra ronda.
ANFITRIÓN: Vale. (Le sirve otro vaso lleno, se lo bebe inmediatamente).
LÁZARO: Ya vamos.
ANFITRIÓN: Dos minutos y salimos.
(Sale Lázaro y entra al auditorio, la gente aplaude).
Escena IV
(Se acomodan en la mesa de honor dos regidores, Lázaro, y dos poetas locales. Presentación de Lázaro Benavides. Conversación entre el poeta, el doctor y el brujo. Discurso. El poeta interviene).
PRESENTADOR: Dignísima concurrencia, buenas tardes. (Saluda con una venia que se le ve ridícula) Este día emblemático, trae la presencia desde Europa, pasando por Lima y Trujillo, a un estimado ferreñafano, portador de nuestra identidad, y que ha llevado a cualquier lugar donde ha ido, el orgullo y la cultura de nuestra provincia. Me estoy refiriendo al señor Lázaro Benavides… (Las personas interrumpen con el aplauso).
Esta tarde es histórica y hay que comenzarla con la presentación de la marinera que más lauros le ha traído, la marinera que todo el Perú reconoce porque es de un ferreñafano, a mucha honra, me refiero a la marinera “Fiesta” (el brujo y el doctor lo miran disimuladamente al poeta), bailada, como una sorpresa, por los campeones nacionales de este género, que desde Trujillo nos visitan, enterados de la presencia de don Lázaro. Los recibimos con un fuerte aplauso. (Las personas aplauden, menos el poeta. Los trujillanos bailan en medio del estrado, luego avanzan hacia el centro del auditorio; se miran, enamorados y dulces, nadie los distrae. Todos los hombres miran el hermoso rostro de la mujer).
POETA (se acerca al doctor, con fastidio, le habla de tal forma que sólo puede oírlo él): Doctor, es el acto de descaro más infinitamente directo que he visto en mi vida…
DOCTOR (sonríe, se coge la quijada, se la suelta, se acomoda en el sillón): Silencio… (Habla despacio) No seas gracioso.
POETA (se dirige al brujo, con una sonrisa): Es el acto de descaro más infinitamente directo que he visto en mi vida…
BRUJO (sonríe. Agacha la cabeza para pensar): ¿Qué otras canciones son de tu abuelo?
POETA (se coge la quijada, se concentra, levanta el rostro): Has escuchado las canciones (trata de recordar)… “El overo”, “Flores Amarillas”…
BRUJO: Te dije que para los nombres soy muy malo.
POETA (Canta sin darle entonación): Recuerdas junto al puente, / la aurora y el ciprés, / que subías a la fuente…
(El poeta se calla. La marinera “Fiesta” termina de ser bailada. Todos aplauden, el poeta lo hace sin ganas).
Hay otra, aunque no recuerdo bien… (Trata de acomodar su voz): No tengo dudas de tu engaño, / la guitarra me lo dice, / pero pueden volver los años / porque en verdad te quise.
BRUJO: Ah, ah, caramba… ¿Esa también?
POETA: Hay un vals inédito de mi abuelo que quisiera publicarlo, pero a la música le falta algunos arreglos, se titula: “Sin alma, pero contigo”. Me lo dedicó antes que muera.
DOCTOR: Atiendan que hablará Lázaro.
POETA (se acerca más al brujo): Derrotado por el tiempo / pido a Santa Lucía, / para que abra esta alma mía / y la lance por el viento, / mas el furor de mi desierto / no rompe la alegoría, / que en el alma tuya y mía / nunca habrá lamento.
BRUJO: Sin comentarios…
(Las personas aplauden de nuevo. En el atril yace Lázaro. Todos prestan atención).
LÁZARO: Buenas tardes Ferreñafe (se le cae un papel, duda, se nota que respira). Hace cinco años que no piso el suelo que me vio nacer. Pero en Europa día a día me acordaba de cada amigo y cada calle de mi Ferreñafe. Ha sido una larga espera, pero ha valido la pena, pues al encontrarme otra vez entre estos rostros conocidos, vuelvo a recordar cómo hice mis primeras canciones, que ahora son tan conocidas por todos… (El poeta mueve el rostro, negando) El recibimiento ha sido apoteósico (su familia comienza nuevos aplausos, pero pocos los siguen).
POETA (acercándose al brujo, casi susurrando): Me tengo que ir al baño. (El poeta se pone de pie, atraviesa su fila de sillones. Atrae algunas miradas. Las señoras 1 y 2 lo miran hasta que ingresa al baño. Los servicios higiénicos se encuentran al final del auditorio).
LÁZARO (más seguro de sí): Saben ustedes que los autores nunca terminan de escribir, siempre rondan versos por la cabeza que pueden volverse canciones. Es un don que nunca se debe desperdiciar. Por eso ahora les traigo una nueva canción, la cual la escribí en un café de Europa, en una noche fría, mientras me acordaba de Ferreñafe. Es un vals que espero dentro de unos años, también esté compartiendo lauros, pues esta hermosa tierra se merece que la reconozcan como provincia de poetas y cantores. El vals se titula “Sin alma, pero contigo”…
(El brujo se sorprende y voltea a buscar con la mirada al poeta. El poeta sale de los servicios higiénicos y se queda al final del auditorio, en medio, de pie, con las manos detrás de su cuerpo).
Es un vals que no se ha presentado anteriormente en ningún programa, ni siquiera en Lima a pesar que me pidieron algo inédito, porque quería llegar a mi Ferreñafe y que sus oídos lo escuchen por primera vez, entonces si me permiten la guitarra (le alcanzan una guitarra, empieza a afinar). Derrotado por el tiempo / pido a Santa Lucía, / para que abra esta alma mía…
POETA (con un grito espantoso): ¡Estafador! ¡Mentiroso!
(Las personas voltean. El doctor se puso de pie mirando al poeta. Lázaro detuvo el vals. Murmullos por todos lados. El poeta corre rápidamente a un sillón vacío, se para sobre él casi en medio del auditorio).
¡Ésa no es tu canción! ¡A quién le quieres engañar! ¡Todos aquí te conocen, Lázaro Benavides! ¡Todos son unos hipócritas! (el poeta gesticula, señala a las personas) ¡Hipócritas! (el doctor se acerca).
DOCTOR (rostro avergonzado): Por favor, bájate, poeta.
POETA (señalando a Lázaro): ¡Hoy terminó tu carrera!
(Una persona del público se paró. Miró al poeta amenazante).
PERSONA (levantando la voz): Tendrás que probar lo que dices.
POETA (calmado, mirándolo a los ojos): Cuando quieras y donde quieras.
(La prensa llega. Las fotografías empezaron a dispararse. Las filmadoras trabajaban. Luego el poeta mira a las cámaras).
¡Damas y caballeros! Mi nombre es Karlo Castro Santisteban, nieto de Nicanor Santisteban, poeta, cantante, estafado que murió en la pobreza y el olvido. (Las personas lo oían atentas. Dos policías ingresaron por la puerta. El brujo, que los conocía, los detuvo). ¿Ven a ese hombre de allá? (algunas filmadoras volteaban a enfocar a Lázaro). Él es Lázaro Benavides, ex amigo de mi abuelo, y el más grande estafador que ha existido en Ferreñafe.
LÁZARO: ¡Yo no he estafado a nadie! (La gente se sorprendió del grito. Hubo murmullos). ¡Yo escribí…!
POETA (interrumpiendo, hablando más fuerte): Tú escribiste ¿el vals “Sin alma, pero contigo”? ¡Ja, ja! Permíteme reír. (El poeta se bajó del sillón, caminó hacia el atril. Las cámaras lo seguían). ¡Escuchen! ¡Esto es puro razonamiento lógico! ¿Cómo puede una canción que sólo el autor la conoce, saberla yo? (Se dirige a un señor sorprendido) Préstame la guitarra, paisano. (Le quita la guitarra. Se dirige al atril de nuevo. Hace un preludio magistral). Derrotado por el tiempo / pido a Santa Lucía, / para que abra esta alma mía / y la lance por el viento, / mas el furor de mi desierto / no rompe la alegoría…
(Las personas se sorprenden, miran a Lázaro, miran al poeta, vuelven a mirar a Lázaro).
LÁZARO (sonrojado interrumpe): ¡Me largo! ¡Es una ofensa para alguien que le ha dado tanto a esta ciudad de…!
(Lázaro atravesó la puerta. Su familia lo siguió)
POETA (mira al público): Ahora les presento a: ¡Lázaro Benavides! (Mira a Lázaro) ¡Quédate cobarde!
(La policía se le acerca).
POLICÍA (con respeto): Por favor, acompáñenos. (El poeta no se resiste. Camina delante de los policías. Atraviesan la puerta. Los murmullos continúan).
BRUJO (se le acerca al doctor): Qué loco del carajo…
TELÓN
ACTO SEGUNDO
Escena I
(Casa de Lázaro. Dos amigos más sentados en una sala, uno de ellos, el anfitrión. Los tres bebiendo güisqui).
LÁRAZO: Ese muchacho es la reencarnación de Nicanor cuando era joven.
ANFITRIÓN: No hablemos de los muertos. Sencillamente ese tipo no pudo aprovechar lo que tú sí pudiste.
LÁZARO: El escándalo me va a matar.
ANFITRIÓN: No… al contrario, puede favorecerte, puedes vender más discos y esas cosas…
AMIGO (dirigiéndose al anfitrión): Lázaro se refiere a la parte ética.
ANFITRIÓN: La ética lo dejamos para los curas, aquí de lo que se trata es de aprovechar el momento de persecución. Vas a salir en todos los diarios, entonces la prensa te buscará, y ahí te defenderás; quedarás limpio y más famoso de lo que ahora eres.
LÁZARO (se puso de pie para servirse el güisqui de la mesa): Qué problema que me ha salido. (Piensa en el problema con la cabeza gacha. Arroja el vaso contra la pared).
AMIGO: ¡Cálmate, hombre! Te dieron una solución y hay que aprovecharla. Siéntate y piensa en cómo te vas a defender.
LÁZARO: Quiero hacerle un juicio a ese muchachito infeliz. No sabe con quien está tratando.
ANFITRIÓN: Pero vas a perder dinero. Lo que debes hacer es decirle a la prensa que le harás un juicio, pero sólo para que se siga interesando en el caso, y luego no haces nada. Mientras más se prolongue el tiempo de la denuncia causará más expectativa. Así que tranquilo y a disfrutar el regreso.
LÁZARO (sentándose de nuevo): Espero que la noticia no llegue a Lima.
AMIGO: Es cierto.
ANFITRIÓN: Igual es. Incluso Lima te traerá más dinero.
LÁZARO: ¿Saben? Cuando era joven siempre presentí que este día iba a llegar, pero nunca pensé que de esta forma, tan… (Piensa en un adjetivo) tan vergonzosa. Al comienzo sólo fueron pocos billetes los que recibía, pero con el transcurrir del tiempo la fama me atrapó y no pude parar. Me gustaba decir que esas canciones eran mías, y en el fondo las sentía como si hubiesen salido de mi puño y letra, aunque nunca en mi vida he escrito algo bueno, y me fui acostumbrando a tener amigos famosos que me invitaban a fiestas y no gastaba ni un centavo. La música criolla sólo era una excusa para reunirse y emborracharse. Ahora no puedo ver al arte de otra forma que para darme dinero, e incluso compadezco a los imbéciles que creen que con la música se puede llegar a alguna parte sin ser descarado, y creo que los artistas lo saben muy bien, pero algunos se niegan en aceptarlo.
AMIGO: Has tenido suerte.
LÁZARO: No, sólo he trabajado y me han pagado, nada más. Mi trabajo ha sido difundir lo que los anónimos no han querido hacer.
ANFITRIÓN: Tienes las agallas bien puestas.
LÁZARO: Engañar es delicioso. Pero a ustedes no les puedo mentir. A veces tengo miedo de lo que puedan decir después.
ANFITRIÓN: Aunque una vez muerto, ya no duele.
LÁZARO: No me refiero a mi muerte, sino a que cada vez que engaño estoy algo temeroso de algún Nicanor Santisteban que salga y me enfrente. Por eso me largué a Europa, desde allá estuve enviando canciones a mis amigos de Lima para que las publiquen y me paguen como se debe.
AMIGO: Lo hecho, hecho está. Estamos en una edad en donde es muy tarde para arrepentirse. Te quiero hacer una pregunta y quiero que me la respondas sin molestarte.
LÁZARO: No hay problema.
AMIGO: ¿Cómo quisieras morir?
LÁZARO: Con una botella de güisqui en la mano. (Sonrisas de los tres). No me había puesto a pensar en eso. Sólo quiero irme con el convencimiento de que mi familia aprovechará el dinero que yo le he dado.
ANFITRIÓN: Hermano, estás asegurado, así que por ese asunto no hay preocupación.
AMIGO: ¿Nunca has querido curarte de ese alcoholismo que tienes?
LÁZARO (irritado): ¿Alcoholismo? Yo domino al alcohol.
AMIGO: ¿En serio? ¿Cuántas veces te emborrachas a la semana? ¿Dos, tres, cuatro?
ANFITRIÓN: No vengas con esas tonterías, moralista. ¿Qué esperas de esta vida de “m”? hay que disfrutarla, como lo hace Lázaro. Dominar el alcohol es como dominar a la gente, y Lázaro lo hace muy bien.
AMIGO (se puso de pie): Nos vemos. Me tengo que ir con los demás moralistas.
ANFOTRIÓN: No te resientas.
AMIGO: Jamás. (Dio la mano a ambos y traspasó la puerta).
ANFITRIÓN: Lázaro, ahora que estamos solos. Quiero hablarte sobre el asunto del dinero.
LÁZARO: Dime.
ANFITRIÓN: Creo que ya hemos perdido una parte.
LÁZARO: Pero dile que te lo devuelvan, pues no ha servido de nada.
ANFITRIÓN: No creo que Roberto Santisteban quiera devolvérmelo.
LÁZARO: Él estará enterado de la estupidez que hizo ese tal Karlo. Por eso la canción que nos vendió de su hermano Nicanor, no nos sirve de nada.
ANFITRIÓN: También quería mi parte.
LÁZARO: Eres un sinvergüenza.
ANFITRIÓN: Gracias, es mutuo. (Risas prolongadas).
Escena II
(Un colchón de paja en el suelo. Las paredes pintadas. El poeta pasa un día en el calabozo).
POETA (sentado en dos ladrillos. Se acomoda el cabello. Tiene un cuaderno y un lapicero en la mano): No… le falta algo, esta rima es muy simple. Qué le falta, aunque los valses se han hecho con rimas simples, antojadizas. Definitivamente no puedo escribir valses, sólo sirvo para la poesía no rimada. Necesito una palabra que rime con “cariño”… “armiño” (repite cuatro veces esa rima), ya me vinieron a la cabeza los nombres de los futbolistas brasileros (sonríe). Eso sí, nada de gerundios ni verbos en infinitivo, nada de rimas hechas y reiterativas (piensa un largo rato). Las letras de mi abuelo tenían lo suyo, por algo llegaron a ser tan conocidas. En fin… (piensa largo rato) Mi abuelo me hubiese agradecido. No, tal vez me hubiese gritado. Mejor dicho, me hubiese gritado pero agradeciéndome. (Se coge el rostro, se soba los ojos) Cómo lo quiero, así ya no esté. No era su destino morir anónimo. En fin… (Se pone de pie. Se coge de las rejas). Yo no moriré anónimo. (Grita sacando la boca de las rejas) ¡Yo no moriré anónimo!... (Se vuelve a sentar). Esta es una ciudad chismosa, pero hasta ahora mis tíos no vienen a ver cómo me pudro en esta celda. (Silencio).
Todos lo saben, pero nadie habla. (Se acomoda el cabello). También es una ciudad cobarde. La marinera “Fiesta” es de Nicanor Santisteban… pero nadie lo publica, sólo lo repiten a escondidas. (Silencio).
Es hermoso el vals… la marinera… las danzas… (Se acomoda el cabello). Al fin y al cabo, qué importa de quienes sean… ¡que se pierdan los autores!… ¡que se pierda Lázaro!, ¡que se pierda mi abuelo, mi abuelo cobarde también!… ¿Quiénes son los autores para decir esto es mío o tuyo?, cuando es de todos. (Se coge de las rejas. Silencio).
No hubiese sido tan duro con él. (Silencio). Qué importa la dureza… la dureza como los autores... Pero yo quiero ser grande, que hablen de mí, por eso yo no soy cobarde…
(Mirando al público, con firmeza y cólera) ¡Quiero ser grande, porque yo no soy cobarde!
TELÓN