jueves, 14 de octubre de 2010

“El grupo Signos y la Universidad” – POR César Boyd Brenis – DIARIO LA INDUSTRIA (14 DE OCTUBRE DE 2010)


En general, se pueden distinguir dos tipos de estudiantes universitarios. Están aquellos que realizan actividades diversas, ya sean artísticas, académicas, políticas, o la combinación de éstas, según sean las inclinaciones. Y por otro lado, están aquellos cuya inactividad tiene sólo como resultado –después de cinco años—un título, para todos cada vez más devaluado. Entre tanto, en las aulas de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, el 17 de febrero de 2006, desde los pabellones de la facultad de Ciencias Histórico-Sociales y Educación, nació un colectivo de los del primer bloque de estudiantes: el Grupo Literario “Signos”.

Me honra ser uno de sus fundadores. En aquel año, éramos cinco integrantes (Cromwell Castillo, Luis Sánchez, José Abad, Ronald Calle y yo). Sin embargo, los dos primeros partieron por motivos de aquella incompatibilidad que condena a muchos grupos al fracaso y, posteriormente, a su desaparición y olvido. Mas la tarea literaria nunca se detuvo. Recitales, publicaciones de libros grupales, de manifiestos literarios, y viajes llevando nuestra poesía a muchos lugares del Perú, eran algunas de nuestras tareas constantes.

El día 18 del mes recién pasado, en el auditorio de un conocido hotel chiclayano, hubo un relanzamiento formal del grupo, con nueve integrantes más: Ricardo Musse (Piura), Erika Madrid (Argentina), Ronal Pérez (Tarapoto), Hazzel Yen (México), Anita Ramos (Lambayeque), Wilfredo Gonzáles (Lambayeque), Gisella Limo (Lambayeque), Mario Morquencho (Lima) y Harold Castillo (Lambayeque).

La propuesta de esta nueva etapa en “Signos” puede simplificarse en la Introducción de nuestro manifiesto literario: “El lenguaje como instrumento de vida nos facilita los efectos de todo cuanto hacemos o deshacemos. Por ello es la hora de ser fulminante en todo momento. No hay tiempo para la lástima de sí mismo: Signos sueña con todos sus ojos abiertos, para que el idioma latinoamericano que nos define, se una en la misma respiración. La Literatura no salva al mundo pero puede animarlo, perseguirlo, enfrentarlo. Signos acopla la contundencia de las voces donde el español, como lengua de nuestro mundo latino, es el eje del habitar estético”.

El grupo ha entendido la importancia de aquella clásica idea de unión de nuestros países, pero con un nuevo remezón literario: “El reducto de nuestra entrega total está en esa masa que se ha constituido en Signos. Nos hemos juntado para que nuestra voz se asocie al grito, y Latinoamérica sea el espacio donde retumben los sonidos más armónicos”.

“Despiertos todo el tiempo, repudiando la tragedia de nuestros países, las dictaduras y la corrupción, la historia que siempre es de sangre como una maldición de Dios, perturbadora e injusta; así nos unimos al contrato social indisoluble, así nos ponemos de pie sobre la mesa del planeta, sintiendo que la Literatura es otro de sus pulmones, donde el género humano descansa y se deleita. Por eso cantemos a Latinoamérica en todos sus dialectos: la potencia de nuestro grito intentará alegrarla”.

En este orden, la universidad fue el comienzo. Mas el movimiento que Signos plantea está regido por esa transmisión de fuerza que trasciende a cualquier casa superior, a cualquier etnia, nacionalidad o creencia, pues ya se comienza a dimensionar la vida futura, que cubrirá el ámbito cultural definitivo. La universidad es la vida en acto firme.

No se termina de ser estudiante recibiendo un título. No se deja un círculo intelectual sólo por concluir una etapa. Si existe sinceridad y empeño, tanto uno como otro sólo terminan en la muerte. Y todo eso, en nombre de la existencia y de su sentido más franco para nosotros: la literatura.

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