lunes, 27 de septiembre de 2010

"César Boyd, ¿por quién votarás?" - Reflexión antes del 3 de octubre

Valgan verdades. En torno al tema de los sufragios, tenemos el derecho de criticar con decepción a los políticos o, por el contrario, de congraciarse con alguna cofradía; pero jamás se puede ignorar --por deber intrínseco-- los procesos electorales. Punto. En todo lo anterior, se resume el eje de la “correcta” conducta ciudadana. Valgan verdades (como decía): no me emocionan las próximas elecciones. La emoción es hija legítima de la verdad. Y en los últimos tiempos, las competencias electorales --y muchos gobiernos-- han sido vástagos de lo falso, fundidos con lo infame, decepciones que crecen exponencialmente. Pero tenemos una obligación que fundamenta el sistema democrático, y hay que cumplirla con el voto.

Por ello, una de mis mejores excusas para visitar Ferreñafe (mi tierra natal) es el sufragio. Cuando me uno a la fila de los impacientes votantes, aguardo, incólume, para marcar la alternativa que creo es la mejor. Pero ¿cómo sé que es la mejor? Para encontrar el camino de la respuesta, he puesto a prueba mi capacidad de análisis. Así, creo que las profesiones de los candidatos no bastan; aunque para muchos, hasta sobran. La ideología, las propuestas y la capacidad de liderazgo interesan más. Respecto a estos temas, se puede encontrar algunos datos en la página Web del “Voto informado”: http://www.votoinformado.pe/. Esta bitácora ha sido mi fuente para englobar mi decisión. La recomiendo en absoluto.

“César, ¿por quién votarás?”, es la pregunta que muchos me hacen en un afán espontáneo y con una perspectiva democrática. Ante ello, no me queda otra alternativa que responder a secas: “votaré por el más inteligente”. Listo. Pero aquí me creo un problema, pues lo que entiendo por inteligencia no deja de ser una visión abstracta de la realidad, y hasta encierra una palabra que mueve mis anhelos futuros. Desde mi enfoque del mundo, y tal vez le pasa a todos, no sabríamos con exactitud qué significa ser “inteligente” y, aún más, elegir a alguien que utilice dicha capacidad para gobernar mejor. Y lo peor de todo es que la inteligencia es difícil de encontrar, es decir, no es tan “democrática”.

En la Grecia clásica se anhelaba que los filósofos sean reyes. Hoy, podríamos aspirar a tener como gobernante a una persona al menos medianamente informada, honesta en su fundamento de vida, jamás manipulable, con compromiso de líder, rindiendo cuentas de sus acciones. Para tales fines, en Ferreñafe, existen siete listas de candidatos, siete aspirantes a un puesto de trabajo estatal, siete cabezas funcionando al unísono para el triunfo. Me asusta el enigmático número siete, pero me aterroriza más la idea de elegir a un inepto. Como sabemos, casi el 50% de los candidatos en esta localidad ya han sido alcaldes. Tal vez ellos tengan una cierta ventaja ante los demás, pues la capacidad de liderazgo requiere de la experiencia para fortalecerse. Sin embargo, las huellas de alguna incompetencia --en su primer periodo-- puede costarles la elección. En esos casos, la balanza del elector se pone a prueba.

Un tema importante en el perfil del candidato es la ideología. Pero ese rasgo casi no se siente en nadie, pues las candidaturas son algo tan “Light” que hasta parecen inseguras de sí mismas. Las propuestas que constan en Internet carecen de originalidad. Claro está, nadie pretende encontrar a un Jesucristo de la política, sino a alguien que explique cómo hará lo que plantea. El “cómo” --incluso en la ciencia-- es más importante que el “qué” y el “por qué”. De ahí se deben sostener las propuestas.

Por último, la rigurosidad para el análisis de los candidatos, debe tomar en cuenta los nombres que acompañan a la cabeza. En las listas, existen desde adolescentes o jóvenes de diecinueve, veinte y veintiún años (se espera que mentalmente maduros), hasta personas que merecen la admiración de cualquiera por su intachable trayectoria. Conocidos, desconocidos, “buenas gentes”, “malas gentes”, se encuentran asumiendo su derecho de poner su rostro frente al papel del elector y prometer el buen gobierno que Ferreñafe merece. ¡Elijan con inteligencia!


César Boyd Brenis

1 comentario:

  1. Como te comente, es la primera vez que no desenado votar por nadie,vengo obligado a elegir a "alguien", aunque mi inteligencia se vea acorralado al preguntarme por lo inteligentemente peor.

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